El marketing nos enseña
que si no tienes nada nuevo que vender, invéntatelo. Así, se crean productos
para satisfacer deseos y necesidades, aunque otra forma de verlo es que se
crean deseos y necesidades para vender productos.
De todas formas, en el
caso que nos ocupa, el hombre siempre ha sentido la necesidad de reducir la
incertidumbre de lo que está por venir, y también el deseo de asombrarse con
las maravillas que nos depara el futuro.
Esto lo han sabido
aprovechar los chicos del proyecto 99¢ Futures, que se dedican
a imaginar los productos que podremos encontrar en las tiendas de todo a 1€ en épocas venideras.
99¢ es un estándar de
precio bajo, pero claro, una cosa es el precio de un producto y otra diferente
su valor. ¿Cuánto vale un producto que no vale para nada? Para nada práctico al
menos. Porque la tinta de impresora genómica o las píldoras para aprender
álgebra son productos imaginarios. Entonces, lo que de verdad estarías comprando
es imaginación, es la ilusión de adelantarse al tiempo y vivir el futuro. Y eso
no tiene precio.
Mi producto futurista
preferido es la tabla de skate aerodeslizadora de regreso al futuro. ¿Y el tuyo
cuál es? Comenta, comenta.
Lo vi aquí.
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