09 julio 2013

Dulces sueños, para siempre.

Las despedidas tienen un inevitable sabor amargo. Tener que decir adiós a un ser querido es duro, muy duro. Y más si ese adiós es el definitivo.

El 11 de marzo de 2011 un tsunami arrolló la vida de miles de personas en Japón creando a su vez otra gran ola, una erguida a base de lágrimas. Muchos sueños quedaron ahogados. Demasiadas vidas fueron tragadas por el mar ese día. Y fueron tantas las despedidas repentinas, que el dolor se podía tocar.

Ante un panorama tan desolador poco se puede hacer, lo que no significa que no se deba intentar. Por eso, en la empresa funeraria Nishinihon Tenrei decidieron poner su granito de arena para intentar aliviar la inconsolable situación de las familias de las víctimas, y junto a la agencia I&S BBDO lanzaron la siguiente gráfica.



Un esqueleto formado con flores prensadas, así de sencillo. Y aún así, creo que es la imagen más bonita, natural y esperanzadora que he visto nunca para representar a la muerte.

Mira que es difícil encajar en una pieza el respeto por el dolor de la pérdida junto con una imagen positiva o incluso alegre, sin embargo lo han clavado. Más que merecido, en mi opinión, el Merit obtenido en el One Show de 2013.

Y es que, cuando llega el momento de la despedida, lo único que podemos hacer es agradecer todo el tiempo que hemos compartido con esa persona. Al fin y al cabo, la muerte es una parte natural de la vida, y esa es la única forma de poder aceparlo.

Lo descubrí aquí.

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