¡Gluglublog está de estreno! Y lo hace con una entrada
muy especial.
Abrí el blog hace mucho tiempo, pero a pesar del insistente
ánimo de amigos y compañeros no había encontrado la motivación para escribir
todavía. Supongo que estaba esperando la noticia perfecta, algo que reuniera
todo lo que quiero difundir con el blog:
publi-diseño-arte-comunicación con un gran componente emocional que te
haga mirar al mundo con una sonrisa. Y el nuevo spot de Mother para Ikea lo ha
conseguido de lleno.
En él podemos ver el mundo (en este caso una cocina de Ikea
que para eso ponen la pasta) a través de los ojos de un niño. Bueno, varios en
realidad. Todo es un juego fantástico donde poner la mesa se transforma en una
aventura que comparten con sus amigos… ¡Juguetes gigantes!
No te pierdas el making of porque es en sí mismo otra bellísima película.
Me parece una campaña increíble porque conecta de verdad con nuestro
niño interior y te hace sentir que todo puede ser un juego especial.
Entonces me pregunto: ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo jugar a ser mayor se hizo tan aburrido? Porque, eso es lo que hacemos todos ¿no? Jugar a ser mayores. Después el juego se vuelve un trabajo, y te olvidas del niño que llevas dentro. El que cree en la magia, el que hace las cosas realidad con solo imaginarlas, el que sabe que algo merece la pena solo si es divertido y te hace feliz. Porque jugar, imaginar y crear es lo único que importa. Esa parte de ti no está muerta, solo está enterrada debajo de responsabilidades y obligaciones.
Entonces me pregunto: ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo jugar a ser mayor se hizo tan aburrido? Porque, eso es lo que hacemos todos ¿no? Jugar a ser mayores. Después el juego se vuelve un trabajo, y te olvidas del niño que llevas dentro. El que cree en la magia, el que hace las cosas realidad con solo imaginarlas, el que sabe que algo merece la pena solo si es divertido y te hace feliz. Porque jugar, imaginar y crear es lo único que importa. Esa parte de ti no está muerta, solo está enterrada debajo de responsabilidades y obligaciones.
Hagamos una cosa: respira hondo, cierra los ojos y recuerda
algún momento de tu infancia en el que estés jugando y divirtiéndote con amigos
o familiares, en el parque, en el pueblo… Piensa en él, recréalo y vívelo otra
vez. Atesora ese momento como algo muy valioso, porque en realidad lo es. Y
ahora, disfruta del resto del día como lo hacías entonces.
Lo vi aquí
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